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Un recuerdo puede ser aquello en lo que te detienes, provocándote una emoción.
Te detienes en el recuerdo dándole toda tu atención en el aquí y ahora. Y es a partir de ahí que encadenamos una secuencia de pensamientos que no sabes muy bien donde van a acabar...
Puede ser que nos lleve a hacer algo que nos guste más o que nos guste menos.
Los buenos recuerdos nos reconfortan, nos hacen sentir bien en un momento dado, dándole la importancia que tienen, condiciona nuestras acciones futuras...
Me gustaría que nuestra hija tuviera buenos recuerdos (más buenos que malos). No puedo evitar los malos...
Podemos tener buenos momentos improvisadamente con nuestra canalla y éstos pasan a convertirse en buenos recuerdos para ellos ¿qué recuerdos les marcará más?
Pues viendo mi experiencia propia pueden ser momentos rutinarios que tuvieron algo de especial. Pero no se sabe bien bien, porque escoges éstos y no otros recuerdos. ¿qué criba utilizará nuestra mente? ¿según la sensación asociada?
Con los años se verá, hablando con nuestros hijos, qué recuerdos tienen, para saber así cuando fue ese gran recuerdo, cuando estuvieron realmente a gusto...
En estos días fui a un taller de escritura de @otramaria y se habló de, por ejemplo, aquello que sugiere un verano de la infancia; un chico sugirió que un bocata de chorizo le remitía a esos veranos (posiblemente hecho con amor cada calurosa tarde).
En este ir más allá de pasar nuestro día a día con los peques, sería bueno poner especial atención, ahora que llega el verano, que es lo que podría agradarles, ponerlo dentro de una loca rutina, esperar y dejar macerar: se trata de fabricar recuerdos. Que nuestros futuros adultos los tomen como suyos, eso será otra cosa...
y tú, ¿qué recuerdos conscientes vas a fabricar hoy?
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